En el Hospital Pediátrico Baca Ortiz los clowns contagian la alegría de vivir

Desde septiembre de 2012 en el Hospital Pediátrico Baca Ortiz se ejecuta el proyecto metodológico “Terapia del Humor con Clowns”. El objetivo es generar un clima favorable para la pronta recuperación de los infantes.
Los clowns son personajes cómicos y extravagantes que proponen situaciones y juegos divertidos en las habitaciones, rompen el esquema tradicional y frío de los hospitales, conjugan habilidades musicales con el teatro, títeres, magia, juegos, relato de cuentos, etc.; es decir, llevan alegría que ayuda al paciente a recuperar su propia confianza en la vida y recuperación de su salud, también ayuda a su familia a alivianar sus preocupaciones y a reír junto a sus hijos.
Los clowns que se encuentran en el Hospital Pediátrico Baca Ortiz, en todas las áreas, son profesionales de las artes escénicas y musicales, pertenecientes a la organización chileno-ecuatoriana Clown Célula Roja (pioneros en implementar este método en Chile y Ecuador). Este equipo está especializado en la metodología de clown profesional de hospital y teatro con fines terapéuticos como complemento a los tratamientos médicos.
Entrevista a Santiago Carcelén, director del grupo Célula Roja
¿Desde cuándo y dónde nace Célula Roja?
En 2003 estaba estudiando teatro y acompañaba a mi padre al Hospital de Solca a hacerse unos tratamientos. Allí veía en las áreas de pediatría a los niños bastante aburridos, entonces decidí con unos amigos hacer clown en los hospitales y a partir de esa experiencia fue que me di cuenta que para hacer esto se necesitaba mucha formación y mucho trabajo, en ese año me fui a Chile a estudiar en una escuela de teatro formal y cuando me sentí totalmente apto a nivel de desarrollo humano, de capacidades artísticas, retomé la idea y en 2007 fundamos Célula Roja, en Santiago de Chile.
¿Cómo es el trabajo con los niños y sus familiares?
El trabajo con los familiares es fundamental, porque es un puente. Hay ocasiones en que si el niño es muy tímido, muy asustado, empezamos a trabajar con sus padres. Y cuando ellos empiezan a relajarse el niño observa y cambia de actitud. Siempre nos acercamos a los familiares con mucho respeto, desde el juego y el humor. Algunos familiares tienen la duda de que nos vamos a burlar de ellos, pero cuando ven que no entramos en esa sintonía, se sueltan y entran en el juego con los niños.
¿Qué es lo mejor de tu trabajo?
Para mi siempre son las risas, la alegría que uno puede ver, la mirada cómplice de una mamá con su hijo porque acaban de reírse, los juegos que se logran hacer, la comunicación que se logra tener con las enfermeras. Es bonito el cambio que se logra ver cuando esto tiene continuidad, porque los espacios van cambiando, la accesibilidad de las personas también se abre. Es gratificante ver un servicio que al inicio apenas te saludaban, apenas te respondían, y que ahora te piden canciones, que juegan, entonces desde ese punto de vista a nivel humano todo me gusta.
¿Cuéntanos una anécdota durante las actuaciones con los niños?
En una ocasión, un niño de cinco años al inicio tenía recelo de nuestro trabajo, pero poco a poco fue acercándose con los números de magia que presentamos. Realizamos un acto en el que cada vez que el muchacho soplaba aparecían una o dos pelotas. Hacíamos que aparezcan detrás de sus orejas y de las de su papá, y el niño asumió que era él quien provocaba la magia. Varios días después, nos encontrarnos con su padre, quien nos pidió que repitamos la magia de las pelotas, porque luego de irnos, su hijo soplaba y buscaba las pelotas tras su oreja, pero no lo hallaba. Con esa experiencia entendemos que el nivel de fantasía que tienen los niños es increíble. Entendemos como ellos llegan a creer totalmente en el juego y están convencidos que pueden ser magos, entonces de alguna manera se olvido de que estaba en el hospital.
¿Y cómo les han recibido los doctores?
Un doctor del área de traumatología que era un poco distante apareció en la sala cuando jugábamos a entrar bailando. Mientras hacíamos música llegó y nos quedó viendo muy serio, y al otro lado los niños también lo miraron con espectativa; de pronto levantó sus brazos, se río y puso a bailar cómo nadie se imaginó, con muchas piruetas, fue el mejor bailarín ese día. Esto causó mucha risa a los pacientes, porque lograron verlo a él como una persona que se puede divertir y divertir a otros. Fue muy bonito ver como cambia la actitud del personal frente a su trabajo, no a nuestro trabajo; sino que ellos pueden ser generadores de otras cosas y para nosotros el personal del hospital es muy importante, lo que más nos interesa es poder sumar, ser un aporte, no restar, no estar en contra; lo que vamos a hacer es a sumar.